No parece haber en Punilla quien no admita que la situación de la cuenca hídrica que alimenta al lago San Roque es preocupante en todos los aspectos relacionados con la calidad y cantidad del agua.
Sin embargo, la búsqueda de una posible solución se complica ante la desconfianza existente entre los diversos sectores involucrados. En los extremos, distantes, aparecen los grupos ambientalistas y la dirigencia política regional y provincial.
Tal parece ser la principal conclusión de un proyecto de investigación, cofinanciado por el estatal Conicet y la Universidad Católica de Córdoba, que viene desarrollando Ramiro Berardo, doctor en Ciencias Políticas y docente-investigador en esa universidad cordobesa y en la estadounidense de Arizona. El objetivo del trabajo, que se inició este año y se prolongará hasta 2012, es estudiar cómo se gestionan los recursos naturales en la cuenca serrana que abastece al dique San Roque.
El lago es la fuente principal de agua potable de la ciudad de Córdoba, pero además cumple un rol turístico y ambiental vital para el valle de Punilla.
En la etapa ya desarrollada, se avanzó en encuestas de opinión a representantes de instituciones, funcionarios oficiales, investigadores universitarios y organizaciones no gubernamentales que tienen intereses o inquietudes relacionadas con el tema. “El trabajo pretende ser un aporte a las discusiones sobre los obstáculos para una gestión exitosa de los recursos naturales en la zona”, señaló Berardo. El relevamiento de 80 opiniones fue realizado a fines de 2010. Los invitados fueron el doble de los que aceptaron responder. “Hay mucha distancia entre algunos sectores. Pero aparece al menos una coincidencia, que puede servir de punto de partida: todos piensan que la cuenca del San Roque está en problemas”, indicó Berardo.
En una escala del 0 al 10, el promedio de respuestas lo ubicó en 3 puntos.
Pero hay matices: entre quienes ocupan cargos políticos municipales o provinciales la respuesta promedio se acercó a 5, mientras que entre los sectores no gubernamentales estuvo por debajo de 3.
Expectativas. Otra consulta fue si se suponía que en 12 meses la situación estaría igual, peor o mejor que hoy. Un 68 por ciento de los consultados cree que la situación empeorará en un año, frente a un 27 que estima que será igual y apenas un cinco que confía en una mejora.
El informe admite que, en el total de consultados, faltarían más miembros gubernamentales (intendentes, legisladores regionales, funcionarios técnicos del Estado), porque en la muestra representan sólo el 16 por ciento del total. Berardo aclaró que no hay más porque muchos no aceptaron participar. Y consideró que “si la clase política no aceptó responder, eso constituye de por sí otro indicador del problema”.
El estudio intentó determinar además el nivel de confianza entre los sectores. De 0 a 10, la respuesta media se ubicó cerca del 4. “La falta de confianza de muchos actores en otros puede ser una limitante sistémica para producir respuestas consensuadas y efectivas a los problemas ambientales de la cuenca”, concluyó el investigador.
En esa desconfianza, sobresale la de los representantes de instituciones y ONG respecto de la dirigencia política.
“Esa impresión no permite ser demasiado optimistas acerca de la capacidad de la clase dirigente para desactivar conflictos sobre cómo deben gestionarse los recursos naturales”, señala el informe.
El distanciamiento entre diferentes sectores interesados o con responsabilidad en el tema, en vez de enriquecer el debate, “genera que cada uno termine hablando con los que se parecen entre sí”, lo que –a juicio de Berardo– no favorecerá la búsqueda de soluciones efectivas.
Datos
Fuente. Del San Roque se extrae el agua que se potabiliza para abastecer al 70 por ciento del 1,3 millón de habitantes de la ciudad de Córdoba.
Turismo. Además, es la fuente de agua para otras pequeñas localidades (Villa Carlos Paz la extrae del río San Antonio, uno de sus afluentes) y cumple un histórico rol como elemento de atracción turística para el sur del valle de Punilla.
Preservación. La deforestación, los incendios, el sobrepastoreo y el uso urbano sin planificación de esas áreas conspiran contra el caudal de agua que las sierras entregan al lago, sobre todo en los meses clave de estación seca (de mayo a octubre). Además, como fuente de agua para la Capital, es el mismo reservorio para cada vez mayor cantidad de habitantes.
Cloacas. En cuanto a la calidad, se señala como principal problema, aunque no único, la falta de tratamiento de los líquidos cloacales de las localidades ubicadas en su cuenca. Carlos Paz recién tiene redes cloacales desde hace menos de una década y la cobertura no supera el 40 por ciento.
Fuente: Diario La voz del interior
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